30 julio 2012

transpersonal: las matrices perinatales de Stanislav Grof

Son muchas las experiencias transpersonales registradas hasta ahora que invalidan los supuestos de la ciencia materialista. A pesar de que estas experiencias ocurren durante procesos de exploración profunda, es un error interpretarlas tan sólo como fenómenos intrapsíquicos de modo convencional. Por una parte, forman un continuo experiencial con las experiencias biógraficas y perinatales. Por otra parte, parecen tener acceso a fuentes de información fuera del alcance individual, tal como ha sido explicado en la teoria de los campos mórficos o campos de información relacional. 

Estas memorias que se nutren de la historia individual es claramente biográfica. Las experiencias perinatales parecen representar una intersección o frontera entre lo personal y lo transpersonal, hecho que refleja de algún modo la conexión entre el nacimiento y la muerte, el principio y el fin de la existencia individual. Los fenómenos transpersonales manfiestan conexiones entre el individuo y el cosmos, aparentemente incomprensibles. El común denominador de estos fenómenos, es la sensación por parte del sujeto de qu su conciencia se ha expandido, más allá de los límites habituales del ego, ha superado por lo tanto, las limitaciones del espacio y el tiempo. Tanto nuestra percepción interna (interocepción), como la percepción externa del mundo (exterocepción), están sujetas a los límites espaciales y temporales habituales. En las experiencias transpersonales, una o varias limitaciones parecen superarse. Es bastante común, en diversas formas del trabajo experiencial profundo, experimentar episodios muy concretos e identificados con recuersos fetales y embrionales.


Debido a la cercana conexión entre el territorio inconsciente y el nacimiento biológico, Stanislav Grof ha decidido llamarlo nivel perinatal, que etimológicamente, hace referencia a lo cercano al nacimiento y que en medicina se usa para describir los procesos que ocurren poco antes durante y justo después del nacimiento. El uso del término perinatal en relación a la consciencia ha sido reflejo de sus descubrimientos a lo largo de años de investigación (Grof 1975).

El nacimiento permanece grabado en detalle en nuesta memoria llegando incluso hasta un nivel celuluar por lo que se ejerce un efecto decisivo en nuestro desarrollo psicológico. Estas vivencias dejan huellas inconscienes profundas que luego tienen una influencia muy grande en la futura vida del individuo. Grof se refiere a cuatro constelaciones dinámicas del inconsciente profundo bajo el nombre de Matrices Perinatales Básicas o MPBs. Las matrices perinatales son ricas y completas, poseen dimensiones biológicas y psicológicas. En el sentido jungiano, el nivel perinatal también representa una puerta a los arquetipos del inconsciente colectivo.

Matriz Perinatal básica 1: “Universo amniótico”
Se vive en un medio líquido, los tejidos se densifican desde la fluidez creando tejidos y  constituyendo el cuerpo. El organismo intrauterino no tiene consciencia ni de espacio ni de tiempo. A estos fines podríamos imaginar un universo adimensional y atemporal. Es un estado fusional pleno en el que el tiempo es un ahora constante, perpetuo. El ser un ahora fusional nos indica que no existe una conciencia de límite entre el interior del ser y el exterior. Dentro y fuera es lo mismo. Soy uno con el universo, con el todo.
Ahora, de acuerdo con esta vivencia vamos a tratar de entender cómo este embrión-feto vive en este ecosistema cuando éste es acogedor y cuando no lo es.

Aspecto positivo: El adulto que vivencia esta matriz positivamente se presentan comúnmente experiencias de: Vida libre y pulsátil como criatura marina (pez, medusa, calamar, etc.). Vivencia de existir en fusión con la existencia simbolizada arquetípicamente como Madre Tierra o Gaia (experimentando sensaciones al tiempo internas y externas de seguridad, beatitud, belleza y abundancia incondicional). Simbólicamente aparecen imágenes de tipo paradisiaco. 
Aspecto negativo “Vientre malo”: hay un continuo malestar ambiental que crea la sensación de peligro constante, o de esfuerzo por resistirse y continuar a pesar de. No importa que sea químico o emocional, a ojos del organismo intrauterino, es lo mismo. Predomina el sobrevivir defendiéndose o resistiéndose a la entrega incondicional a la vida. Cuando ya de adulto, la persona accede a esta vivencia se presentan comúnmente estas experiencias: Vivir sumido en la oscuridad, hay una amenaza ominosa, algo envenena el universo por dentro y por fuera. Aparecen visiones de aguas estancadas o sucias, contaminadas o con vertidos tóxicos y en ellas pululan entidades de tipo demoniaco o destructivas.
 
Matriz Perinatal básica 2: 
Si el útero es pulsátil y conectado, al iniciarse el parto, las ondulaciones devienen más intensas progresivamente impulsando hacia abajo, mientras la sangre, a través del cordón umbilical aporta oleadas cíclicas de oxitocina, produciendo unas sensaciones de placer dentro y fuera. La energía del sistema se intensifica creando un estado emocional intenso y expectante. En un útero espástico o común las contracciones vividas como apretones duros y fuertes presionan periódicamente al feto hacia abajo, y el cuello del útero permanece cerrado. El temor de la madre en suspensión química en la sangre llega al feto junto a corrientes de oxitocina, y aún más si se las suministran a la madre artificialmente, excitando y alarmando emocionalmente al feto; este se asusta. Con cada contracción el feto es comprimido rígidamente por lo que se siente amenazado y siente que le falta oxígeno.

Aspecto positivo: Cuando el adulto vivencia estas experiencias suele presentar estas vivencias o sensaciones de: Pulsar o palpitar como un corazón intenso en el interior de otro corazón. Acontece un remolino de placer intenso al que se entrega con confianza y placer. Se da una vivencia interna de gran energía envolvente y que se sintoniza con la propia permitiendo dejarse ir confiadamente y entusiastamente como acudir a un parque de atracciones excitantes. La  sensación de discurrir por una gran montaña rusa a cuya fuerza nos entregamos en un descenso cíclico.
Aspecto negativo: Cuando revivimos esta experiencia como adultos aparecen vivencias de ser engullidos por fenómenos naturales como tornados u bestias míticas, El mundo entero en un remolino nos traga y tenemos la necesidad de resistirnos aterrados. Imágenes monstruosas de animales míticos  como dragones, serpientes, arañas, pulpos o calamares que tratan de devorarnos. Visiones de verse arrastrado por corrientes de aguas o succiones hacia el mundo subterráneo infernal mítico contra nuestra voluntad. Vivimos sin posibilidad de escape en una monstruosa pesadilla claustrofóbica con dolor agónico físico y emocional junto a un estado de desesperación. Estas vivencias pueden evocar identificaciones con prisioneros en calabozos o mazmorras terroríficas, sentirnos en condiciones de ser torturados por enemigos implacables en un campo de concentración, o en mazmorras de la inquisición, o dantescos tratos inhumanos en manicomios de pesadilla; también podemos representarlo como animales fatalmente capturados en trampas. Objetos de castigos y sufrimientos de tipo arquetípico como el de Prometeo, o el de Cristo en la cruz.



 
Matriz Perinatal básica 3:
Si en útero está conectado y vivo, produce una experiencia intensamente sexual. Las oleadas de oxitocina inundan a la madre y al feto. Las moduladas y poderosas pulsaciones del útero envuelven en potentes oleadas de masaje intenso al tiempo que el feto se desliza por el canal de parto que está palpitante y  lubricado estimulando  intensa e irremediablemente su sensibilidad  y emotividad  conduciendo a un estado de tipo mesetario o preorgásmico tanto en la madre como en el feto.
Si el útero no está conectado y es espástico empuja violentamente al feto a través del canal de nacimiento mientras va abriéndose su cuello y la cabeza de la criatura empieza a descender. Las contracciones del útero son más seguidas dando estrujones y empujones al feto. Esto produce sensaciones de aplastamiento fetal, dolor unido a un alto grado de anoxia (deficiencia de oxigeno en sangre) y asfixia. A éste se une una muy desagradable,  amenazadora e intensa sensación de ansiedad. También pueden producirse otras complicaciones como el que se enrolle el cordón umbilical en el cuello del feto, puede soltarse la placenta y hasta obstruir la salida. Y el feto puede inhalar o ingerir algo de material biológico del final de este proceso como sangre, restos de heces u orina, y puede ser necesaria la utilización de fórceps o intervenir con cesárea en caso extremo.

Aspecto positivo: Un individuo contacta favorablemente con estas vivencias, las experimenta como con una sensación de orgasmo cósmico con disolución y reencuentro cíclico. Las explosivas descargas químicas y de indescriptible placer producen un éxtasis de vivencias energéticas arrebatadoramente sublimes en el sentido de conexión con fuerzas telúricas y cósmicas, creativas y luminosas.  La última fase de esta tercera matriz puede ser de placer y de orgasmo en la madre y, por ello, una experiencia de un modo de embriaguez mítica y extática en el feto.
Aspecto negativo: El individuo en ello experimenta sensaciones que se acompañan de luchas titánicas, sadomasoquistas, violentas, experiencias sexuales perversas y vivencias demoníacas; o fenómenos análogos relacionados con aspectos técnicos en los que naves espaciales, bombas atómicas, reactores nucleares e ingenios militares producen cataclismos y guerras. Aparecen visiones de guerras cósmicas entre el bien y el mal, entre ángeles y demonios. Aparecen visiones de asfixia, de ataques violentos así como imágenes de suicidios o crímenes, mutilaciones, masacres, torturas, ejecuciones y prácticas sadomasoquistas. Vivencias sexuales de intenso deseo, pero mecánico y de naturaleza violenta, pornográfica y perversa con o sin abusos sexuales, violaciones, etc.; puede que acompañado de visiones de canibalismo y necrofilia. Visiones de tipo demoniaco como morbosos aquelarres satánicos, misas negras; fusión de magia muerte y dolor. También pueden aparecer visiones y vivencias de tipo escatológico como arrastrarse entre desechos o aguas residuales, revolcarse en excrementos, beber sangre u orina, tener sensaciones de estar en un ambiente de putrefacción. Cuando se alcanza el final de esta matriz se hace menos violenta y en relación con un aumento de adrenalina dando lugar a sensaciones con visiones o experiencias de deportes o actividades de riesgo o cacerías salvajes de animales, carreras alocadas de vehículos o en acrobacias peligrosas. Después la sensación puede evolucionar a algo de tipo catártico con aspectos míticos de muerte y renacimiento de héroes y dioses. En estos momentos de renacimiento espiritual es común encontrarse con el elemento fuego en diversas formatos, sea ante el purgatorio, el que el cuerpo esté en llamas, visiones de aparatosos incendios de bosques, casas y ciudades, e identificándose con las víctimas de inmolación. Aparece la sensación y certeza que el fuego destruye todo cuanto es corrupto y nos prepara para el renacer espiritual. La imagen del ave Fénix lo simboliza y nos sitúa en la transición con la siguiente Matriz Perinatal; en el momento en que se va dando se produce una explosión de las energías retenidas o atrapadas produciéndose una sobre activación de las neuronas periféricas. Cabe mencionarse que todo este encuentro con el fuego que se revive visionariamente, son revivencias del propio nacimiento y que asimismo la madre puede revivirlo paralelamente por el hecho de sentir que su vagina está en llamas.

Matriz Perinatal básica 4:
 
Se trata de la expulsión final del feto del canal de nacimiento y el corte del cordón umbilical.

Aspecto negativo: Se trata de una liberación explosiva emergiendo a la luz. Se pueden revivir recuerdos como de la anestesia, la presión de los fórceps o de otras intervenciones obstétricas necesarias en ese momento. Lo que aparece o revive refleja la muerte de una forma de vida y el renacer a otro contexto de vida; se revive como adultos como una muerte simbólica del ego, un momento iniciático. Es como si llegara el fin del mundo y del caos se alcanza un nuevo orden. El encontrarse en este tránsito genera una intensa sensación de ansiedad y de que algo de inmensas proporciones nos amenaza. Es un temor metafísico. Si el individuo se deja ir le  conduce a la confrontación súbita con una luz dorada sobrenatural, bella y exquisita de tipo divino y numinoso. Puede surgir la aparición visionaria de la Gran Diosa Madre, podemos sentirnos redimidos y bendecidos, recuperamos en forma de éxtasis el derecho o la decisión de reclamar y recuperar nuestra naturaleza divina y nuestra condición cósmica. Esto acontece cuando no se da anestesia, porque si se dio, la sensación es de salir de un estado de convalecencia de una enfermedad o de asistir a una potente resaca. Todo esto puede parecer como algo muy positivo, y sin duda lo es, pero se experimenta como la continuación y resolución del parto aconteciendo en su aspecto negativo.
Aspecto positivo: como no hay agonía previa, ni agresión alguna, y el propio nacimiento es ya un auge de intensas sensaciones placenteras y sexuales con el consiguiente éxtasis; no llega a construirse una “membrana defensiva” o coraza que protege al organismo ante el sufrimiento y la agresión.